Marta Pérez accedió a la estatura –allá por el
año 2000- junto con Myrna Báez, Noemí Ruiz, Zilia Sanchez y Mari Mater O’Neill
al po9dio consagratorio de ser una de las pintoras más importantes de Puerto
Rico.
Ella impregnó de
macumbero surrealismo caribeño la mirada que se posa en su folklore visual de
texturas y de símbolos que parecen un ritual naive inteligentemente
premeditado, como un lenguaje tribal y totémico donde las texturas y narrativas
entremezclan el caudal isleño con esas obras populares del día de los muertos
mexicano y no lo hace como copia y de hecho su originalidad y raigambre estalla
en lenguaje propio de su regionalidad. Parece una mezcla entre Basquiat y Frida
Kahlo.
Por su parte, Enrique
Martinez Celaya decapita cabezas de piedra y las expone en prisionescas
estrategias geográfico-visuales, en la Galería
Ramis Barquet.
Estos acontecimientos
que tienen los exactos apellidos artísticos de políticos exactamente
apellidados igual que parientes exactamente apellidados, parecen tejer y destejer
el juego de las tres marías.
Yo soy un audaz
realizador que como se puede ver, carezco del caudal cultural y políglota que
me desborda pero algún día –tal vez- si me esfuerzo mucho, pueda cantar una
cumbia berreta y hacer guita rimando toda frase con cajeta.
Hay conchas que venden mucho ;)
Hay conchas que venden mucho ;)
Esta es mi fallecida abuela.
Este soy yo de más joven.
Y esto de abajo es...Una revista de psicología y ciencias políticas que yo hacía que se llamaba Zona Erógena 23.
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