domingo, 8 de septiembre de 2019

Indio Toba, sombra errante del ayer ,)

«En la sórdida ciudad de Tulchin, perpetuamente
cubierta de nieve, ciudad de rabinos gloriosos y de
sinagogas seculares, las noticias de América llenaban
de fantasía el alma de los judíos.»
Alberto Gerchunoff, Los gauchos judíos
—Me he desgraciado, tata viejo, he muerto a un
hombre.
El viejo levantó la cabeza, miró a Moreira a través
de un velo de lágrimas y le preguntó sencillamente:
—¿En buena ley?
Eduardo Gutiérrez, Juan Moreira





Entre 1889 y 1906, en la primer colonia agrícola judía en Argentina ocurrieron crímenes atroces, Mijl Hacoen Sinay escribió sobre ellos, muchos inmigrantes esperanzados que cruzaron el mar para escapar de los pogromos del imperio zarista se habían radicado en Argentina. El bisnieto de Mijl se hizo una pregunta de la cual nació uno de sus libros:

¿cómo se investiga un
crimen ocurrido en el ocaso del siglo XIX, en un pobre páramo
santafesino?


Yo tengo millones de otras preguntas como esa misma que se hace él pero al respecto de miles de tribus y etnias.




Reguladores del conflicto en la Argentina intervencionista de los años treinta
B.

Introducción

Los años treinta suponen grandes cambios para la Argentina. El crecimiento del modelo productivo de una agricultura extensiva –que encontrará hacia el Centenario su límite- finaliza y se asocia al ocaso del crecimiento hacia fuera. Los intercambios del país en el mercado internacional se ven severamente debilitados. Estos sucesos económicos influyen sobre la organización social del período que se caracteriza por las migraciones internas del campo a las ciudades; pero el suceso determinante que conlleva a la pérdida de certezas en la sociedad argentina es el Golpe de Estado de 1930. Su influencia abarca el ámbito social, económico y político de la Argentina en busca de respuestas a sus propios interrogantes y a los cambios acontecidos en el contexto internacional a partir del crac neoyorquino de 1929.
  La falta de diálogo político entre el presidente Hipólito Irigoyen y la clase política tradicional, es decir, aquellos grupos sociales que tuvieron el control del Estado antes de la puesta en vigencia de la Ley Saen Peña, alienta esa primera ruptura del orden institucional desde la conformación del Estado Nacional en 1880. La excepcionalidad de los hechos trae consecuencias igualmente atípicas. El marco de certezas sobre el que se asientan las acciones individuales y que posibilita un mayor control de la propia acción se ve seriamente debilitado. La reflexividad de los actores pierde, por lo tanto, capacidad para adaptar la configuración del sujeto a la configuración imperante.
  La clase política –Junto al Ejército- que derroca a Hipólito Irigoyen debe no sólo adaptarse a la actividad política moderna, sino que tiene que hacerlo en un contexto de crisis económica mundial donde el liberalismo no logra proveer soluciones acertadas. La coyuntura internacional se complica más con la baja en los precios de las materias primas, especialmente las relacionadas con el agro (desde 1926 baja el precio del trigo y dos años más tarde el del maíz) en tanto –y por entoncs- principal exportación de nuestro país.

La patria terratieniente
O.
Nueva burguesía agroindustrial y construcción del partido del campo

1. Penaspropias y vaquitas ajenas
Renta agraria y retenciones: Cuestión nacional y cuentas pendientes

¿Qué son las retenciones?
 Uno de los detonantes del histórico boicot comercial llevado adelante por las más importantes entidades agrícola-ganaderas entre marzo y junio de 2008 contra la política económica del gobierno de Cristina Kirchner, asumido con un alto nivel de popularidad apenas tres meses antes de iniciado el conflicto, fue la decisión gubernamental de aumentar las retenciones, es decir, el impuesto que se aplica a las exportaciones de algunos productos.
  Fundamentalmente, este impuesto grava la venta externa de productos elaborados en la tierra (trigo, maíz, girasol, soja) o bajo tierra (minerales, hidrocarburos), es decir, productos vinculados a la propiedad privada de la tierra.

¿Qué es la renta de la tierra?

  La tierra como recurso económico es un bien irreproducible. Quiérase o no, no hay posibilidad de fabricar suelo cultivable. Por lo tanto, aquellos que se adueñaron históricamente de la tierra, hoy reciben, por el sólo hecho de ser dueños, un ingreso denominado renta que paga toda la sociedad.

¿Cómo se cobra la renta y porqué la paga el conjunto de la sociedad?

  Cuando un inversor capitalista se propone comprar semillas, insumos, maquinaria y contratar mano de obra para lanzarse a producir, por ejemplo, granos, tiene que alquilar la tierra a su dueño. El dueño de la tierra cobrará una suma de dinero: la renta. Si esta carga quedara exclusivamente en manos del capitalista que hizo negocios en el campo con el objetivo de enriquecerse sembrando y cosechando granos, su ganancia sería inferior que la del capitalista que, con igual ánimo de hacerse rico, invirtió lo suyo en industria química, textil, metalmecánica, cultural, etc. Como ambos buscan obtener una ganancia media, ningún bienintencionado capitalista haría el esfuerzo de invertir su dinero en un negocio que, matemáticamente, le reportará una ganancia menor a la media. Así, nadie produciría en el campo, situación que dejaría sin alimentos ni insumos a toda la humanidad.
  Por eso el capitalista agrario traslada esa carga –la renta- que paga al dueño de la tierra al precio del producto, como si fuera para él un costo más susceptible de ser descargado en la venta y que correrá, entonces, por cuenta del comprador, sea éste un gran comercializador de granos o un industrial que produce alimentos, harinas o aceites y que utiliza los granos que aquel le vende como materia prima y que volverá a trasladar ese “costo” a los consumidores finales.
  Por consiguiente, toda la sociedad queda obligada a reconocer que dentro del precio de los productos elaborados inicialmente en la tierra y que luego consume, incluye y debe incluirse la renta.

¿Qué pasa con las tierras que son más productivas como nuestra Pampa Húmeda?

   Como existen tierras con diferencias de calidad significativas, pero la humanidad necesita de las materias primas y de los alimentos que se producen inclusive en tierras poco productivas, los propietarios de tierras muy productivas obtienen una renta diferencial. Esto es así porque, como dijimos más arriba, la tierra es un bien irreproducible, y no hay manera de convertir las tierras chaqueñas en las tierras de la Pampa Húmeda, por citar uno de muchos ejemplos territoriales posibles.
    Sin embargo, la sociedad debe reconocer lo que le cuesta producir al productor chaqueño, porque, si no, éste desaparecería y sus productos no llegarían al mercado. Y la sociedad requiere de ese abastecimiento.



¿Quiénes son la oligarquía terrateniente?


  A medida que los pueblos de las diferentes regiones y de los diferentes continentes se fueron comunicando y entretejiendo lazos comerciales, culturales y de toda índole, se fue desarrollando un mercado mundial. Entonces, cada pueblo, cada región y cada país fueron incorporándose a ese mercado mundial a partir de una división internacional del trabajo, impulsada potentemente por el desarrollo industrial de la Europa de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, con Inglaterra como avanzada de dicho proceso.

Los neoliberalismos del FMI que ejercen la desindustrialización demuestran sus enormes falacias constantemente al respecto de todo. Y es porque responden a oligarquías.

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