martes, 3 de septiembre de 2019

La vida misma, feliz y triste, eufóricamente vivo.



Sofía solía burlarse de mí, o mejor dicho de cómo me saludaban otras mujeres, a veces me celaba, otras veces se reía y me interpelaba: ¿Qué quiso decir esa mujer con eso de que hace mucho que no tiene una cita con el General? Me pregunta Sofía. Y mientras me pregunta otra me lanza: A ver cuando nos vemos con Perón.
Entonces le explico que yo suelo hacer una broma sobre las sociedades sexualmente verticalistas y que le digo el General Perón a mi pene. Entonces Sofía me dice: Te encamaste con esas dos minas. Y yo le respondo: Creo que sí. ¿Por qué está mal?
Sofía –No, no sé si está mal o bien, pero ¿No te parece raro tu modo de ser?
Yo –No, yo soy dogmático, acá no hay anarquía ni troskismo feminista, es una democracia antigolpista y sustentada por la amplia mayoría.
Sofía me pegó fuerte en el brazo, pero sentí una caricia. Me reí y ella también se rió.
Llegamos al departamento y estaba muy cansado, nos hicimos mimos un rato viendo un film de Greenaway hasta que me dormí.


Otro día.


Una concepción del derecho que debe ser esencialmente renovadora no se puede encontrar íntegramente en ninguna doctrina preexistente (ni siquiera en la llamada escuela positiva y, particularmente, en la doctrina de Ferri).

Inicié el pizarrón del pasillo con esa frase de Nino Gramsci y debajo puse: Si usted adivina de quien es esta frase le chupo la concha hasta que tenga un multiorgasmo.
Acto seguido me encerré en mi cuarto a pintar al óleo, bebiendo vino tinto y fumando, y escuchando jazz a todo volumen. Las horas se diluyeron, en la ventana ví bajar y ascender al sol y volver a bajar, estuve un día y medio en trance pintando y nada más que pintando, y también escribiendo frases en paredes y en hojas.
De pronto una llave sonó en la puerta, unos tacos en el pasillo, y se abrió la puerta de mi cuarto, era Sofía que entró diciendo: ¡Nino Gramsci!
Luego se levanto la pollera y caminó hacia mí con sus interminables piernas que se detuvieron a los costados de mi rostro que desde el piso miraba hacia arriba.
Me hizo reír tanto que escupí una burbuja de vino y humo.



ACERCO Es adjetivo y significa <<Cruel, amargo>>; no confundir con el nombre acervo (<<montón>>).
   autor: Ricardo Garavito DNI 23.968798
A: Evítense las construcciones galicistas a motor, a vela, a reacción, etc.; dígase siempre de motor, de vela, de reacción. De igual modo, deben evitarse los giros acto a celebrar, decisión a tomar, asunto a resolver, etc.; escríbase que se ha de celebrar, que se ha de tomar, que debe ser resuelto, etc.
A: Es también incorrecto a tres meses de hacerse cargo de la empresa; dígase a los tres meses.

ABOLICIÓN. Es el acto de derogar un precepto o costumbre. Empléese, para otros significados, supresión (<<La supresión de las cooperativas era evidente en seres que de por sí nunca fueron solidarios en nada>>).


Sofía –¿Amor?
Soltó la palabra con la cual se dirigió a mí mientras me movía el brazo y el pectoral como quien intenta despertar a un muerto. Hasta que reaccioné.
Yo –Humm…¿Qué?
Sofía –Buen día.
Yo –¿Qué hora es?
Sofía –Las 4.30
Yo –¿Me estás jodiendo?
Sofía –Todavía no, pero podríamos.
Yo –¿Qué pasa corazón?
Sofía –Quiero que me enseñes.
Yo -¿Qué te enseñe qué?
Sofía –Cómo lo hacés.
Yo –Cómo hago ¿Qué?
Sofía –Cómo hacés para escribir y pintar como escribís y como pintás.
Yo –Es todo cuestión de respiración y de sincronización entre como se mueve el cuerpo en la hoja o lienzo y de cómo se respira el ambiente y se lo exhala en la hoja, uno respira y se concentra en un pensamiento y lo exhala en el lienzo o en el papel, es como cuando se decide dónde colocar la pelota al patearla al arco. Se trata todo de respiración, como en el sexo, como en la música, como en las artes marciales y el boxeo y desde luego en la capacidad de observar a distancia y atravesando lo superficial hasta la esencia misma del significado simbólico.
Sofía -¿Cómo puede ser que hasta medio dormido estés hablando así?
Yo –Según Freud porque me estás manoseando el pene. Jejejeje
Sofía –En serio.
Yo – Sí en serio.
Sofía –No, tarado, en serio quiero que me muestres cómo hacerlo.
Yo –Ok, pero más tarde.



Me volví a quedar dormido, en una parte del mundo donde no hay luces ni dolor.
Desperté tres horas más tarde. Fui a cepillar mis dientes y Sofía se estaba duchando.
Le mordí una nalga. Gritó y se rió, me dio un beso y se manchó con crema dental, se volvió a reír.

Eran tiempos estúpida y profundamente felices, de esos que luego se vuelven terriblemente dolorosos al no estar.

Yo le había dado mi palabra y ella me recordaba siempre que cuando yo daba mi plabra siempre cumplía.


      b) Separa oraciones completas íntimamente relacionadas y de cierta extensión (porque, si fueran cortas, se separarían con comas):
   Hay infinidad de personajes paródicos involuntarios que creen ser y hacer escrituras y pinturas artísticas: mercenarios que persiguen lo que consideran que es éxito halagando los patéticos gustos públicos que son gustos infundados ya que son gustos prestados impuestos por el mercado de moralización; subjetividades tremendamente inducidas y cooptadas que reproducen el consumo patológico de ansiedades drogodependientes; carecen de criterio y de gusto y le llaman a su adicción percepción artística y objetiva; desterraron la belleza haciendo prefabricaciones estéticas comerciales y consumen mutuamente el falaz elogio de millones de personas que se imitan e imitan precariamente lo ya antes de ellos nacer descubierto; hay mercachifles que padecen del intento de imponer su búsqueda de aceptación como una forma de expresión; hay también quienes intentan impone su gusto como forma de mirar y de entender al mundo con el lamentable hecho de que aquello que llaman su particular gusto es a la vez pensamiento inducido y prestado por los intereses creados en diferentes escalas de pericia, de exigencia y de virtuosismo; y por último estamos los que nos cagamos en los gustos públicos, la aceptación y la supuesta objetividad y hacemos lo que hacemos porque dejar de hacerlo sería dejar de respirar o de coger, que es exactamente lo mismo Sofía.

Dejé el apunte sobre el pizarrón del pasillo donde dejo notas y dibujos que hago.
Y puse una posdata: ¿Querés escribir y pintar bien? Amá hasta que se te parta el corazón, cojé hasta que te arda la cien y bebé hasta que recuerdes qué es lo que más te duele y querés olvidar, sufrí, disfrutá, jugá, lastimate, aprendé a curarte, no te aturdas todo el tiempo, buscá momentos de contemplación y soledad, defendé la verdad hasta las últimas consecuencias, la verdad que te late en el alma y en los ovarios, que palpita en tu hígado y tu clítoris, que se derrama de tus labios y tus pupilas y entonces estarás escribiendo y pintando.

Sofía -¿Por qué creés que te convertiste en tan buen amante?
Yo –Debido a la Tesis de Meltzer.
Sofía -¿Qué significa eso?
Yo –Básicamente que estás somatizando la idealización de tu deseo fálico y tu complejo de electra entonces garchas con alguien que te representa todos los tabúes con los cuales enfrentar a tu familia y a través de la simbolización tu venganza te libera de la educación represiva y entonces gemís como una marrana y gozas como una puerca porque soy un delincuente según los cánones morales de tu familia bien constituída n el sueño hegemónico eclesial ;) jejeje
Sofía –A la mierda, no creí que ibas a ser tan específico jejejejeje espero seguir somatizando.
Yo –jejeje ¿ves?
Sofía -¿Qué?
Yo –Tan gorila no sos, ahí te salió tu anima peronista jejeje
Sofía -¿cómo es eso?
Yo –Y sí, vos también sos incorregible jejeje. Todos somos peronistas Sofía, es que no todos saben serlo, pero en un modo u otro todos somos peronistas. Jejeje
Bueno, y ahora me voy a sacar a Perón al balcón y a echarme un meo y vuelvo.
Sofía me pega con una almohada y me lanza un: ¡Pelotudo!
Mientras se ríe.
Y yo le digo: Sí, pero un pelotudo zurdo y peronista.
Y desde el baño seguí gritando sarcásticamente: “El camino erógeno de la mujer no es simple Sofía, especialmente en una cultura falocéntrica como l nuestra Sofía. Cultura que intensifica la natural envidia de la niña respecto de los genitales masculinos y facilita su alienación en un ideal de sexualidad que la aleja de su femeinidad para convertirla en una bolsa de bebés en chancletas. Un día lo vas a comprender y vas a querer incendiar al mundo. Eso sí, cuando empieces a arrojar molotovs por ahí acordate que yo sólo fui un pasajero, allá entre tus cerros. ;)
Sofía –¿Es otra ironía culturosa?
Yo –No corazón, lamentablemente es bastante cierto.
Le besé la frente y la abracé fuerte como quien sostiene a una paloma herida arropándola ante un mundo bestial. Y pensé inconscientemente: “Soy el calorro que te arropa, pero toda paloma que cojo, vuela con la pata coja.”
Luego me enredé en su cabello literalmente envenenado del aroma de su pelo y de su piel.

Es uno de los instantes más nítidamente perfectos de toda mi vida y ni siquiera me doy cuenta. Lo intuyo, lo valoro como tal, pero no lo asumo, no lo pierdo, lo dejo suceder, lo dejo ser, lo dejo existir y lo dejo alejarse, pero para no irse nunca.

De pronto salgo corriendo entro al cuarto con un cuadro y unos pinceles, corriendo como un loco, y le grito a Sofía: No te muevas, quedate quieta, tengo que pintarte.

Sofía -¿Cuánto me vas a pagar?
Yo –Te cocinaré por un año, seré tu chef y te voy a enseñar a escribir y a pintar.
Sofía –Y en “especias” jeje
Yo –Sí en “especias” también jeje. Por favor no muevas una uña, es perfecta la luz que te da, perfecta la sobra, perfecto como la sábana solamente te enrosca una pierna y la cintura, pero no te cubre ni el vientre ni los senos. No te muevas por nada del mundo.

Dibujé con lápiz carbonilla y comencé los primeros trazos de pincel encima, una vez logradas las zonas de luz y sobra y la posición de la figura humana, le dije podés descansar ahora en un toque, pero dame un segundo, le saqué una foto con el celular. Y luego dije ya está, luego lo termino. Debo dejar que seque lo que va hasta ahí.
Ella se levantó y se arropó con la sábana y se quedo mirando el cuadro sin terminar.

Pasaron unos minutos, unas lágrimas le recorrieron las mejillas y vino y se abrazó a mí muy fuerte, como una paloma buscando refugio.


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