Si consultásemos a
cualquier empresario honestamente qué es lo que pretende, la mayoría coincidirá
en que “suplir y/o satisfacer necesidades y deseos de la manera más rentable
posible es su objetivo”, cada empresario tendrá esa finalidad desde cada rubro
al cual se ha dedicado o en el caso de quienes abarcan multirubros o rubros
combinados, también expresaran el mismo fin.
Las fuerzas económicas
globales seguirán afectando la vida personal de todo ser vivo en toda región
del planeta a toda hora porque la fuerza concreta que domina las relaciones
humanas es el dinero.
Fábricas y fabricantes
se instalarán, siempre que esté en sus posibilidades, a las zonas o regiones
que les sean potencialmente más cómodas pero primordialmente más ventajosas
para su rubro. Siempre, empresas y corporaciones, buscarán la mayor ventaja
económica, y de ser necesario se desplazarán a lugares que les brinden la mayor
diferencia. Esto cobra dos sentidos diferentes, por un lado nadie venderá
bronceadores en el Polo Norte ni arena en el desierto, pero por otro, cuando
las medidas proteccionistas evitan la fuga de inversores porque no hay
diferencia de ventajas adquiribles, se verán las tensiones del aumento de
costos que nos cobran a todos salvo a los fabricantes. No obstante, y conociendo
miles de casos en esas discusiones, poso se ha hablado de alternativas
plausibles a los modos bipolares de pensar las formas económicas.
Todo progreso
tecnológico también cambia comportamientos de consumo y así como toda crisis
económica cambia comportamientos de consumo, hay cientos de factores que hoy
día cambien esos comportamientos. Aunque hay, claramente una lista de cinco
cuestiones básicas que son mucho más gravitantes que otras en el comportamiento
de consumidores.
Podría escribir
durante horas de cómo piensan los negocios los capitalistas y neoliberales y
nos aburríamos juntos y podría también dedicarle horas a los Estados
burocráticos socialistas, y hablar de todo lo deficiente y todo lo positivo de
cada modelo haciendo comparaciones sobre qué es peor y en qué contexto. Pero
hoy en día hay una crisis partidaria que demuestra de modo tajante la falsedad
ideológica de los modelos en pugna en sus peores cuestiones que son
precisamente sus cuestiones políticas. Sus atávicas miradas recalcitrantes del
control sobre el otro enajenan a toda democracia.
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