La realidad es lo contundente, lo que ocurre
bajo la vestimenta, bajo el disfraz. La realidad aplica sus certezas ante lo
dudoso, y ante lo endeble. Incluso cuando la realidad es absurda destierra a
toda percepción absurda por no ser la mima la percepción que la realidad. Esa
cualidad, ese detalle es lo que vuelve de una profundidad exorbitante el hecho
de que la única realidad es la irrealidad. Por consiguiente es en política un
acierto peronista hacer para que el decir no sea palabra muerta. Pero ese
acierto es de quienes componen dicho acierto y no de quienes se ponen camiseta
de ser lo que no hacen, por eso es que el error peronista es el dogmatismo que
lo hace girar siempre a derecha a su ala dogmática paternalista donde los que
creen que es un manual de convicciones decir que la única verdad es la realidad
omiten que quien dijo dicha frase forjaba una realidad desde su gobierno y que
su gobierno se nutría de variopintos intelectuales e ideólogos políticos que
han co-conducido con él e incluso sin él pero por orden de él (él en el exilio)
el movimiento tripartidista que se terminó de llamar Peronismo. Complejidades
estas siempre omitidas por los nefastos de siempre.
Yo no soy un cuadro intelectual de vidriera,
no elaboro mi modo de deducir la realidad mirando marquesinas, y volantas, me
diferencio del resto no solamente por capacidad de anticipación sino que mi
capacidad de anticipación está intrínsecamente ligada a mi capacidad de crear
volumen de juego a futuro. Por ende es determinante para muchos arribistas
ejecutar las conductas ejercidas en mi contra del modo en que las han aplicado.
Esta y cada una de las publicaciones que realizo son verdaderamente de mucha
más profundidad que la percibida a simple vista. La valoración concreta de lo
que hago no podrá medirse hasta que no pueda ejercer mis facultades totales en
plena libertad de expresión. Mentira es que me subestiman, de hecho les aterra
dejar de foulearme y de difamarme y de censurarme. Conductas que definen a esos
ellos que así se manejan y me definen a mí que no me manejo como ellos.
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