Carta abierta 230
Ricardo Garavito DNI
23.968798
El motivo por el cual
yo no milito con el colectivo LTBG excede el hecho concreto y real de que soy
heterosexual, el motivo por el cual en mi forma de organizar poder popular no
tengo gente de dicho colectivo en mis acciones fue una decisión que tomé por el
mismo motivo que no trato con ciertos migrantes temas que son para mí
estratégicos, el motivo por el cual no trato con cierta gente temas de
relevancia estratégica está intrínsecamente ligado no a que no crea en sus
derechos sino a que considero que emplean el uso de un derecho para vulnerar
los propios derechos de sus propios compañeros y compañeras de sus mismos
colectivos y de quienes no pertenecemos a dicho colectivo social. Me he visto
obligado a impedir que ustedes tergiversen hechos y temáticas e identidades
políticas y disputas jurídicas.
Y he notado que la
figura psicológicamente planificada del arrepentido jurídico tiene mucho que
ver con la mitología religiosa y su moral de castigos y perdones, de
crucifixiones dónde en realidad se engendran nuevas cadenas de corrupción que
permiten comercializar voluntades y éticas ante una moral antinómica. Describir
la complejidad de a cuanto y a qué me refiero involucra un desgaste de dinero y
de tiempo que hoy por hoy ni me brindan ustedes ni tengo yo para gastar. Pero
sé bien y convencido estoy que he demostrado que ustedes siempre han estado
corrompidos y equivocados en sus convicciones porque ustedes mismos han
demostrado no tener ninguna solidez de convicción y yo sí he mantenido y tenido
una convicción a la cual jamás renunciaré.
Yo puedo ayudar tranquilamente
a una persona de su colectivo o de otro grupo social que esté siendo vilmente
agredida pero jamás perteneceré ni a sus modos de conducirse ni a sus marcos de
demagogia. Y no acuerdo ni avalo que se adjudiquen ustedes tener derechos sobre
mi vida privada simplemente porque son mano de obra política claramente paga
para operar en mi contra. Si en verdad no lo fuesen, pues no serían infames y
engañosos en sus modos.
Una persona honesta,
un dirigente honesto, un líder social honesto (mujeres u hombres), una
periodista un periodista un artista honesto, no utiliza ni su identidad racial
y sexual ni su elección privada y personal para realizar un movimiento
demagógico de persecución y asedio a voluntades políticas que resulten
competitivas para sus ideología por coincidencia o por diferencia, por lo que
quiera que sea que le resulten competitivas desde la antinomia o desde la
coincidencia ideológica total o parcial, una persona honesta no emplea a los
medios de comunicación y a su capacidad de influir a través de ellos para
asediar a alguien y muchísimo menos para manipularlo, extorsionarlo o vulnerar
sus derechos. Una persona honesta es responsable y cuando detesta a alguien no
arma movimientos demagógicos para ocultar la persecución ideológica que ejerce
ni pasa la vida viviendo del trabajo y las obras ajenas. Una persona honesta
permite que los debates políticos se den en el marco del debate de ideas. No trunca
la libertad de expresión ni abusa de la suya propia impugnando el debate
haciendo trampa. Pero, y por sobre todas las cosas, una persona honesta se
sincera para con la capacidad ajena y para con la propia al punto de no volver
relevante lo irrelevante para no perjudicar demorando necesidades y voluntades,
ni se adscribe a volver irrelevante lo urgente, lo relevante. Una persona
sincera no construye un mapa de excusas donde controlar l caudal político ajeno
desde la ilegitimidad porque eso es en sí mismo una defraudación y fraude a los
derechos populares. Derechos que sí son en realidad, un pie democrático
fundamental para diferencial democracia de totalitarismo. Y precisamente en
democracias ya viciadas e imperfectas, si algo no necesitamos más ni uno solo
de todos los argentinos y latinoamericanos es tu deshonestidad intelectual.
Y mucho menos en estas
elecciones que ocurren en un contexto de endeble capacidad social donde una
crisis premeditada y un yugo nacido de traiciones amarró más fuerte que nunca
las manos de todo el continente.
PD.: Y les digo más, hasta una prostituta tiene literalmente un laburo más honesto que el de los copy pasty que luego cambian la autoría y la raza y la sexualidad del autor de la obra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario