Ella y yo, y el
diálogo revelador.
Autor ricardo garavito
dni 23.968798
Sofía-¿Vos le dijiste
puto y cometravas en qué año a Luis Soldaíni?
Yo-En el 2007 a quienes creí que eran
él y/o u operaban para él desde redes sociales y partidos políticos. También destine
esos epítetos hacia mi padre.
Sofía-¿Por qué le
dijiste eso?
Yo- Porque amenazaba a
mis ex novias, ponía fotos de travestis a los que daba nombres de ex novias
mías, y porque su familia estaba llena de policías y militares.
Sofía- ¿Sabías que
todos los que te difaman se hacen pasar por contacto de él o de tus ex novias y
algunos lo son y otros no y que hacen lo mismo con tus familiares, algunos son
contactos de familiares tuyos y otros no, lo sabías?
Yo- Desde luego Sofía,
ese mismo es el punto.
Sofía- Ricardo ¿Sabés
que en todas las radios y partidos hay gente manipulando y difamándote porque
se quieren vengar de que los desenmascaraste pero principalmente en busca de
seguir cobrando coimas por impunidad y/o viceversa?
Yo- Es bastante
evidente.
Sofía- ¿Qué vas a
hacer al respecto?
Yo-Permitirles que
disfruten las consecuencias de sus decisiones porque los resultados políticos
acomodan un escenario que demuestra a dónde conducen sus conductas desde
siempre…Sofía.
Sofía-No parece una
respuesta muy precisa.
Yo-Sofía, cuando nos
conocimos vos me preguntaste algo y a vos te pasaba algo muy fuerte, ahora,
hace tiempo que insistís en hablar de mis enemigos, de quienes me quieren hacer
daño de todo lo que no es tu herida, de lo que son las mías ¿No te parece que
estás escapando de aquello que te pasaba a vos al conocerme, de ese dolor
enorme que tenías?
Sofía-Y si el que huye
del dolor inmenso que tiene sos vos.
Yo-Me parece que no es
el caso, pero incluso si lo fuere yo tomo con tranquilidad lo que enfrento pero
no lo convierto en tema diario nuestro.
Sofía-¿Cómo podría no
ser tema diario nuestro que te cagas a trompadas una vez por semana con una
patota diferente o que tenes que ver si alguien intenta dañarme para
lastimarte?
Yo-Ese es un buen
punto. (Comencé a reírme)
Me le acerqué, la besé
y le dije: Me tengo que ir, acordate siempre, que siempre que me seas infiel
sea con alguien que valga la pena y que lo disfrutes. Otro día seguimos la
charla, pero la próxima vez antes del sexo.
Sofía comenzó a reírse
y me despidió con tono risueño: Andate tarado que se te va a hacer tarde.
El tarado en su voz sonó
cálido, cariñoso, preocupado como el amor. Pero después agregó: Sé que sos un
buen tipo porque conozco a todas las minas por las cuales peleate contra
cantidad de patotas y ellas mismas te ponían en problemas con esos personajes y
luego lo contaban al revés para beneficiarse.
Por último le arrojé
un cuadreno mientras le grité: Atajalo, ahí está la respuesta a la pregunta que
me hiciste en el bar, la noche en que nos conocimos.
Nota aclaratoria: Estos diálogos reales robados
por Alejandro, por Gabriel, por Nicolás y por otros personajes, estaban
grabados como evidencia real.
La fecha real de cada
uno de ellos decanta en los diálogos.
Ella abrió mi cuaderno lleno de dibujos y textos y contempló la nochee en que por primera vez hicimos eso que llaman amor y que siempre estuvo hecho y como bien dice Fogwill, lo que nosotros, ella y yo, hicimos esa noche no se llama amor, es n montón de cosas y de goce que no sé cómo llamarle, ¿Aikido en pelotas con coito? En fin.
Imperdonable
autor: Ricardo
Garavito DNI 23.968798
Tengo una posición
tomada al respecto de varias cosas. Cierto es que no me perdono hacer rodar una
sola lágrima en ninguna mujer y que sin embargo he hecho llorar a muchas, pero
jamás fue levantándoles la mano, pero el hecho de decir pero, ya significa
poner peros. Tampoco ha sido robándolas ni agrediéndolas sexualmente. Y sin
embargo he hecho llorar a cientos de mujeres. Muchas de ellas, cada una de
ellas, de las que particularmente han sido y son particulares, tienen en sí
mismas las cualidades de su propia particularidad. No está mal despedirse de
quienes van a vivir bien sin uno cerca.
Suelo romper todas las
historias de hadas con final feliz. Las agarro de su impecable ropa y las
despedazo, las convierto en un festín de sangre y barro y salivazos de fuego
como un cuadro de Goya pero mucho más ateo. Me quedé pensando entonces en
mujeres que he visto llorar, que decían amarme y que dije haber amado y que
encontré un método para no hacerlas llorar nunca más que es no enamorarme y no
enamorarlas, compartir sí, alguna vez algo, un momento, una charla, unas
botellas de alcohol y un polvo, pero nada más.
Neblinas de neón de
luna pálida.
El camino de los
territorios inexplorados de la medianoche humana.
autor: Ricardo
Garavito DNI 23.968798
La media noche ha sido siempre un territorio
subconsciente, un espacio de sombras surrealistas, un lenguaje subcutáneo que
estalla en gemidos, alaridos, susurros, vapores, humo, neblinas de neón de luna
pálida. El camino de los territorios inexplorados de la medianoche humana. Es
un portal incluso en nuestros relojes que miden el tiempo humano y dividen el
tiempo humano en etapas. Cuando el reloj dice cero-cero horas abre ese portal
hacia un territorio indefinido. Los noctámbulos somos bohemios, soñadores,
idealistas, rebeldes, criminales, antihéroes, tahúres del espíritu humano. Las
mujeres y los hombres de la noche nos conocemos el semblante, algo siempre nos
identifica y en su ambiente de ciudad portuaria transitan toda clase de
identidades. Las noches son las páginas más electrizantes de todo libro
sincero, son la tinta que cae sobre la página en blanco que cada amanecer
despliega día a día. Lo que hay interesante para narrar ocurre de noche, no hay
ni siquiera investigador privado que no lo sepa. Citar las excepciones o lo
cotidiano del día es ser un desconocedor de a qué me refiero. Las gentes
cobardes y las gentes aburridas no saben de qué demonios hablo. Pero esta noche
se largó a llover, llovía torrencialmente. Yo envuelto en mi sobretodo negro
prendí un cigarrillo y emprendí camino para buscar un lugar donde beber algo
que me caliente el espíritu, pensé que tal vez garabatearía alguna cosa en un
cuaderno que siempre llevo encima y que quizás escriba una buna historia sobre
cómo llegué a mis cuarenta y cinco años convencido de que uno se acuesta con
una mujer y se aleja y se acuesta con otra y se aleja y no se enamora ni se
queda porque algo de toda esa trampa soez del amor y de la pareja, algo de
tanta trampa berreta uno ha aprendido en cuatro décadas.
Fumando doble una
esquina, envuelto en el humo y en estos pensamientos.
La encontré llorando
bajo la lluvia
autor Ricardo Garavito
DNI 23.968798
Una imagen no puede
causarme un estadío de hormonas y endorfinas en conflicto como para que yo a
mis cuarenta y cinco pelotudos años regrese a la infamia de la ingenuidad de mi
adolescencia emocional y que exhale el pelotudo pensamiento de que me enamoré a
primera mirada. Sin embargo, la encontré a ella, llorando bajo la lluvia, y se
me aflojaron las piernas como al corredor de fondo que pierde vitalidad en sus
más ásperas durezas. Un pelotudo grande que no se dedica a ablandarse con un
cuadro estético porque se dedica a generar cuadros estéticos que relatan
emociones. Yo no caigo en las trampas que narrativamente le hacen al público
los Films que venden lo que todos quieren comprar, y todos quieren comprar un
idealización de la esperanza más retórica que ha publicitado el sueño
Americano, esa forma de prosperidad que promete el amor ideal. Entonces hice la
pelotudez más grande de toda mi vida, cruce la calle y la envolví en mi sobretodo
y la invité a un lugar seco a beber una botella de ron dispuesto a sentarme
frente a ella a escuchar qué drama la bañaba de cuerpo entero.
Me acerqué a una
criatura de unos veintitantos años que temblaba y lloraba bajo la lluvia,
intrigado, sorprendido, enamorado de esa imagen que me recordaba algo que antes
solía ocurrirme, el amor. Pero, siempre vuelvo al pero. No he visto rostro más
hermoso ni ojos más bellos que esos que parecían gritar maldiciones y plegarias
junto al cielo que estallaba en el mismo llanto incontenible que ella. Y sí, me
acerque con un tajante: No me digas que no te ayude, te saco de la lluvia,
tomás algo caliente en un bar y cuando estés bien te acompaño y dejo en tu
casa, pero así, temblando y llorando sola acá, en medio de la noche y la lluvia
no te dejo. Vení, acompañame, acá cerca hay un bar con buena gente. (si es que
se puede decir que la gente es buena en estos tiempos pensé) Y ella, ya
envuelta en mi abrigo, apoyada en mi brazo, caminó conmigo hasta el bar entre
gimoteos de llanto que no la dejaban hablar, como quien está haciendo un
profundo duelo luego de enterrar una desilusión que le partió el alma.
De a poco, el llanto
fue cesando y la respiración normalizándose y entramos a un bar donde solamente
había unos hippies en el fondo y una agradable camarera, y un gordo pelado tras
una barra de madera.
Ella y yo sentados en
una mesa junto a una ventana, ella con su enchastre de rimel recorriéndole el
rostro como venas negras. Y yo preguntando: ¿Qué te gustaría tomar, Ron o Café o
ambos?
Y surgió su vos entre
soplidos leves de quien inhala y exhala las palabras angustiosamente hasta que
dijo: Voy a estar bien…
Acerqué otra nueva
frase estúpida y cálida pero desabrida de esas que se me suelen salir: Desde
luego, estar todos estamos, y bien o mal son rótulos y percepciones, claro que
vas a estar bien, sos muy joven como para no lograr estarlo, pero para estar un
poco mejor, quizás quieras beber algo y desahogarte con un extraño. Aceptame un
café ¿Si?
Y ella dijo la palabra
mágica: Está bien un café, sí.
A la camarera le dije:
Claudia ¿Cómo estas, me traerías una botella de ron, la de siempre y un café?
La noche es un país
raro, un mundo extraño, los seres más complejos y simples ese mundo habitamos.
Y nunca se sabe en ella que pueda pasar.
Saqué un paquete de
carilinas y se lo obsequié, ella me agradeció el gesto y comenzó a limpiarse su
rostro, se sonó también la nariz como quien acababa de haber llorado mucho. Y
suspiró hondo como quien sale de un mundo, el de la lluvia, y entra a otro, el
del bar. La observé en cada detallado gesto como cuando pienso hacer una
pintura o un escrito sobre alguien o sobre algo. Dejé que el silencio se
acomode y permita respirar en calma a su mente entre pregunta y pregunta como
quien se acerca despacio a una herida a limpiarla para que no se infecte, como
quien destina un cuidado a alguien a quine desea proteger, no eran silencios
incómodos, sino espacios de tiempo, pausas que hacían todo un poco más lento. Y
finalmente dije: Sé que cuando nos angustiamos cada persona es un mundo,
algunas personas se ponen a comer a otras no les pasa ni una galletita, pero,
¿tenes hambre, te apetece comer algo?
Y ella dijo: No, no
gracias, con el café está bien.
-Es una tristeza que
me saldrá barata entonces- dije riendo y ella por fin se rió un poco.
-¿Cómo te llamas?
-Me llamo Sofía.
-Yo soy Ricardo. Sofía,
voy al baño a secarme un poco la lluvia, te dejo este cuaderno aquí, por si te
aburrís, tiene dibujos y anotaciones mías, ahora vengo, si tenes ganas lo curioseas,
sino no. Ahora vengo.
Cuando regresé del
toilette ella estaba mirando uno de mis dibujos-poema, esos garabatos donde
dibujo una persona en un paisaje y escribo cosas a los costados y dentro del
paisaje. Dejé un largo espacio de silencio y me puse a escribir en una
servilleta, mientras llegó el café y el ron y uno de esos platitos con tres
galletitas que acompañan al café.
Y dije de pronto:
¿Sofía, te sirvo un chorrito de ron en el café? Queda muy rico y te calienta
todo el cuerpo y por un chorrito no te vas a emborrachar.
Ella dudó un poco pero
me respondió: Bueno, un poco, un poco sí.
Mientras serví me
dijo: Ahí está bien.
Después de eso deje
que reine el silencio que hable ella cuando ella quiera, de lo que quiera y si
ella quiere. Mientras yo escribía y dibujaba en servilletas.
Pasaron así Nueve
minutos y medio. Todo el mundo sabe que de noche en una mesa de bar, entre una
mujer y un hombre, nueve minutos y medio es casi un siglo. Pero yo sabía que
era el tiempo exacto y mínimo y máximo que requiere una herida para respirar
antes de tolerar otra limpieza, otro cambio de gasa.
La oí a Sofía
respirar, realmente inhalar aire antes de exhalar la frase que soltó: -Es
interesante, es profundo, es bello lo que hacés.
(y yo pensaba: bella
sos vos recostada sobre la lluvia en la profundidad de la noche rompiendo la
sinfonía de monocorde tristeza, destrozando la melodía de un piano que llueve
con una tormenta interna que estalla en mi corazón como una imagen imborrable
de transparente agua de luna)
Pero en vez de eso
respondí:-Profunda es tu observación, bella tu mirada e interesante que una
obra mía merezca su sinónimo. Y me reí tenuemente.
Ella-¿Me estás
poniendo en tu poesía?
Yo-¿Sos un poema
puesto en mi texto?
Ella-¿Me estás
idealizando?
Yo-Tu ideal de belleza
existe en lo que escribo?
(Y nos reímos los dos
a la vez)
Entonces le dije: Sí,
día a día vas a sentirte mejor, un poco mejor cada vez hasta finalmente estar
de vuelta bien, o eso que todos llaman estar bien y que cada uno llama estar
bien pero significa algo diferente para cada quien. Por cómo se ilumina la
noche cuando sonreís me alegra que lo hagas, cada vez que se m caiga una moneda
o las llaves en la oscuridad, si te tengo cerca te contaré un chiste.
(Ella volvió a
sonreír)
CONTINUARÁ...
Es un problema serio cuando la gente no cree que la realidad supera la ficción y especialmente cuando tiene ante su rostro que la supera ,)
Lamento por los ignorantes que no quieran ver la realidad ,)
Hola, disculpe, me permite entrar ahí, creo que me olvidé mi caballo ,)
Seamos libbres que lo demás no importa nada ,)CONTINUARÁ...
Es un problema serio cuando la gente no cree que la realidad supera la ficción y especialmente cuando tiene ante su rostro que la supera ,)
Pero sin mi caballo no puedo cruzar la cordillera así que permiso ,)
La cultura es esa desmesura que nos la pone dura.
Eso decía Carl Jasper antes de estudiar filosofía cosa para lo cual estaba clarramente destinado.
Acá hay un claro ejémplo de aproximación poética popular. Veamos:
"560"> Siempre elegís temas musicales con letras muy sugestivas y colores de ropa como los de mis cuadros Valeria.
Supongo que sabés lo que dice la letra que bailás.
Yo no persigo a nadie pero cuando me persiguen ocurre lo de los autos ,)
Yo tengo la suerte de saber mucho de política y de escribir muy bien, y de documentar mi propia biografía, así que ese problema no lo tendré ;) Debo irme, dejé panes tostándose ,)
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