sábado, 24 de agosto de 2019

Una relación en 23 capítulos y 23 relaciones en 230

Ella y yo, y el diálogo revelador.
Autor ricardo garavito dni 23.968798

Sofía-¿Vos le dijiste puto y cometravas en qué año a Luis Soldaíni?
Yo-En el 2007 a quienes creí que eran él y/o u operaban para él desde redes sociales y partidos políticos. También destine esos epítetos hacia mi padre.
Sofía-¿Por qué le dijiste eso?
Yo- Porque amenazaba a mis ex novias, ponía fotos de travestis a los que daba nombres de ex novias mías, y porque su familia estaba llena de policías y militares.
Sofía- ¿Sabías que todos los que te difaman se hacen pasar por contacto de él o de tus ex novias y algunos lo son y otros no y que hacen lo mismo con tus familiares, algunos son contactos de familiares tuyos y otros no, lo sabías?
Yo- Desde luego Sofía, ese mismo es el punto.
Sofía- Ricardo ¿Sabés que en todas las radios y partidos hay gente manipulando y difamándote porque se quieren vengar de que los desenmascaraste pero principalmente en busca de seguir cobrando coimas por impunidad y/o viceversa?
Yo- Es bastante evidente.
Sofía- ¿Qué vas a hacer al respecto?
Yo-Permitirles que disfruten las consecuencias de sus decisiones porque los resultados políticos acomodan un escenario que demuestra a dónde conducen sus conductas desde siempre…Sofía.
Sofía-No parece una respuesta muy precisa.
Yo-Sofía, cuando nos conocimos vos me preguntaste algo y a vos te pasaba algo muy fuerte, ahora, hace tiempo que insistís en hablar de mis enemigos, de quienes me quieren hacer daño de todo lo que no es tu herida, de lo que son las mías ¿No te parece que estás escapando de aquello que te pasaba a vos al conocerme, de ese dolor enorme que tenías?
Sofía-Y si el que huye del dolor inmenso que tiene sos vos.
Yo-Me parece que no es el caso, pero incluso si lo fuere yo tomo con tranquilidad lo que enfrento pero no lo convierto en tema diario nuestro.
Sofía-¿Cómo podría no ser tema diario nuestro que te cagas a trompadas una vez por semana con una patota diferente o que tenes que ver si alguien intenta dañarme para lastimarte?
Yo-Ese es un buen punto. (Comencé a reírme)
Me le acerqué, la besé y le dije: Me tengo que ir, acordate siempre, que siempre que me seas infiel sea con alguien que valga la pena y que lo disfrutes. Otro día seguimos la charla, pero la próxima vez antes del sexo.
Sofía comenzó a reírse y me despidió con tono risueño: Andate tarado que se te va a hacer tarde.
El tarado en su voz sonó cálido, cariñoso, preocupado como el amor. Pero después agregó: Sé que sos un buen tipo porque conozco a todas las minas por las cuales peleate contra cantidad de patotas y ellas mismas te ponían en problemas con esos personajes y luego lo contaban al revés para beneficiarse.
Por último le arrojé un cuadreno mientras le grité: Atajalo, ahí está la respuesta a la pregunta que me hiciste en el bar, la noche en que nos conocimos.

Nota  aclaratoria: Estos diálogos reales robados por Alejandro, por Gabriel, por Nicolás y por otros personajes, estaban grabados como evidencia real.

La fecha real de cada uno de ellos decanta en los diálogos.


Ella abrió mi cuaderno lleno de dibujos y textos y contempló la nochee en que por primera vez hicimos eso que llaman amor y que siempre estuvo hecho y como bien dice Fogwill, lo que nosotros, ella y yo, hicimos esa noche no se llama amor, es n montón de cosas y de goce que no sé cómo llamarle, ¿Aikido en pelotas con coito? En fin.


Imperdonable
autor: Ricardo Garavito DNI 23.968798

Tengo una posición tomada al respecto de varias cosas. Cierto es que no me perdono hacer rodar una sola lágrima en ninguna mujer y que sin embargo he hecho llorar a muchas, pero jamás fue levantándoles la mano, pero el hecho de decir pero, ya significa poner peros. Tampoco ha sido robándolas ni agrediéndolas sexualmente. Y sin embargo he hecho llorar a cientos de mujeres. Muchas de ellas, cada una de ellas, de las que particularmente han sido y son particulares, tienen en sí mismas las cualidades de su propia particularidad. No está mal despedirse de quienes van a vivir bien sin uno cerca.


Suelo romper todas las historias de hadas con final feliz. Las agarro de su impecable ropa y las despedazo, las convierto en un festín de sangre y barro y salivazos de fuego como un cuadro de Goya pero mucho más ateo. Me quedé pensando entonces en mujeres que he visto llorar, que decían amarme y que dije haber amado y que encontré un método para no hacerlas llorar nunca más que es no enamorarme y no enamorarlas, compartir sí, alguna vez algo, un momento, una charla, unas botellas de alcohol y un polvo, pero nada más.

Neblinas de neón de luna pálida.
El camino de los territorios inexplorados de la medianoche humana.
autor: Ricardo Garavito DNI 23.968798

  La media noche ha sido siempre un territorio subconsciente, un espacio de sombras surrealistas, un lenguaje subcutáneo que estalla en gemidos, alaridos, susurros, vapores, humo, neblinas de neón de luna pálida. El camino de los territorios inexplorados de la medianoche humana. Es un portal incluso en nuestros relojes que miden el tiempo humano y dividen el tiempo humano en etapas. Cuando el reloj dice cero-cero horas abre ese portal hacia un territorio indefinido. Los noctámbulos somos bohemios, soñadores, idealistas, rebeldes, criminales, antihéroes, tahúres del espíritu humano. Las mujeres y los hombres de la noche nos conocemos el semblante, algo siempre nos identifica y en su ambiente de ciudad portuaria transitan toda clase de identidades. Las noches son las páginas más electrizantes de todo libro sincero, son la tinta que cae sobre la página en blanco que cada amanecer despliega día a día. Lo que hay interesante para narrar ocurre de noche, no hay ni siquiera investigador privado que no lo sepa. Citar las excepciones o lo cotidiano del día es ser un desconocedor de a qué me refiero. Las gentes cobardes y las gentes aburridas no saben de qué demonios hablo. Pero esta noche se largó a llover, llovía torrencialmente. Yo envuelto en mi sobretodo negro prendí un cigarrillo y emprendí camino para buscar un lugar donde beber algo que me caliente el espíritu, pensé que tal vez garabatearía alguna cosa en un cuaderno que siempre llevo encima y que quizás escriba una buna historia sobre cómo llegué a mis cuarenta y cinco años convencido de que uno se acuesta con una mujer y se aleja y se acuesta con otra y se aleja y no se enamora ni se queda porque algo de toda esa trampa soez del amor y de la pareja, algo de tanta trampa berreta uno ha aprendido en cuatro décadas.
Fumando doble una esquina, envuelto en el humo y en estos pensamientos.


La encontré llorando bajo la lluvia
autor Ricardo Garavito DNI 23.968798

Una imagen no puede causarme un estadío de hormonas y endorfinas en conflicto como para que yo a mis cuarenta y cinco pelotudos años regrese a la infamia de la ingenuidad de mi adolescencia emocional y que exhale el pelotudo pensamiento de que me enamoré a primera mirada. Sin embargo, la encontré a ella, llorando bajo la lluvia, y se me aflojaron las piernas como al corredor de fondo que pierde vitalidad en sus más ásperas durezas. Un pelotudo grande que no se dedica a ablandarse con un cuadro estético porque se dedica a generar cuadros estéticos que relatan emociones. Yo no caigo en las trampas que narrativamente le hacen al público los Films que venden lo que todos quieren comprar, y todos quieren comprar un idealización de la esperanza más retórica que ha publicitado el sueño Americano, esa forma de prosperidad que promete el amor ideal. Entonces hice la pelotudez más grande de toda mi vida, cruce la calle y la envolví en mi sobretodo y la invité a un lugar seco a beber una botella de ron dispuesto a sentarme frente a ella a escuchar qué drama la bañaba de cuerpo entero.
Me acerqué a una criatura de unos veintitantos años que temblaba y lloraba bajo la lluvia, intrigado, sorprendido, enamorado de esa imagen que me recordaba algo que antes solía ocurrirme, el amor. Pero, siempre vuelvo al pero. No he visto rostro más hermoso ni ojos más bellos que esos que parecían gritar maldiciones y plegarias junto al cielo que estallaba en el mismo llanto incontenible que ella. Y sí, me acerque con un tajante: No me digas que no te ayude, te saco de la lluvia, tomás algo caliente en un bar y cuando estés bien te acompaño y dejo en tu casa, pero así, temblando y llorando sola acá, en medio de la noche y la lluvia no te dejo. Vení, acompañame, acá cerca hay un bar con buena gente. (si es que se puede decir que la gente es buena en estos tiempos pensé) Y ella, ya envuelta en mi abrigo, apoyada en mi brazo, caminó conmigo hasta el bar entre gimoteos de llanto que no la dejaban hablar, como quien está haciendo un profundo duelo luego de enterrar una desilusión que le partió el alma.
De a poco, el llanto fue cesando y la respiración normalizándose y entramos a un bar donde solamente había unos hippies en el fondo y una agradable camarera, y un gordo pelado tras una barra de madera.
Ella y yo sentados en una mesa junto a una ventana, ella con su enchastre de rimel recorriéndole el rostro como venas negras. Y yo preguntando: ¿Qué te gustaría tomar, Ron o Café o ambos?
Y surgió su vos entre soplidos leves de quien inhala y exhala las palabras angustiosamente hasta que dijo: Voy a estar bien…
Acerqué otra nueva frase estúpida y cálida pero desabrida de esas que se me suelen salir: Desde luego, estar todos estamos, y bien o mal son rótulos y percepciones, claro que vas a estar bien, sos muy joven como para no lograr estarlo, pero para estar un poco mejor, quizás quieras beber algo y desahogarte con un extraño. Aceptame un café ¿Si?
Y ella dijo la palabra mágica: Está bien un café, sí.
A la camarera le dije: Claudia ¿Cómo estas, me traerías una botella de ron, la de siempre y un café?


La noche es un país raro, un mundo extraño, los seres más complejos y simples ese mundo habitamos. Y nunca se sabe en ella que pueda pasar.
Saqué un paquete de carilinas y se lo obsequié, ella me agradeció el gesto y comenzó a limpiarse su rostro, se sonó también la nariz como quien acababa de haber llorado mucho. Y suspiró hondo como quien sale de un mundo, el de la lluvia, y entra a otro, el del bar. La observé en cada detallado gesto como cuando pienso hacer una pintura o un escrito sobre alguien o sobre algo. Dejé que el silencio se acomode y permita respirar en calma a su mente entre pregunta y pregunta como quien se acerca despacio a una herida a limpiarla para que no se infecte, como quien destina un cuidado a alguien a quine desea proteger, no eran silencios incómodos, sino espacios de tiempo, pausas que hacían todo un poco más lento. Y finalmente dije: Sé que cuando nos angustiamos cada persona es un mundo, algunas personas se ponen a comer a otras no les pasa ni una galletita, pero, ¿tenes hambre, te apetece comer algo?
Y ella dijo: No, no gracias, con el café está bien.
-Es una tristeza que me saldrá barata entonces- dije riendo y ella por fin se rió un poco.
-¿Cómo te llamas?
-Me llamo Sofía.
-Yo soy Ricardo. Sofía, voy al baño a secarme un poco la lluvia, te dejo este cuaderno aquí, por si te aburrís, tiene dibujos y anotaciones mías, ahora vengo, si tenes ganas lo curioseas, sino no. Ahora vengo.

Cuando regresé del toilette ella estaba mirando uno de mis dibujos-poema, esos garabatos donde dibujo una persona en un paisaje y escribo cosas a los costados y dentro del paisaje. Dejé un largo espacio de silencio y me puse a escribir en una servilleta, mientras llegó el café y el ron y uno de esos platitos con tres galletitas que acompañan al café.

Y dije de pronto: ¿Sofía, te sirvo un chorrito de ron en el café? Queda muy rico y te calienta todo el cuerpo y por un chorrito no te vas a emborrachar.
Ella dudó un poco pero me respondió: Bueno, un poco, un poco sí.

Mientras serví me dijo: Ahí está bien.

Después de eso deje que reine el silencio que hable ella cuando ella quiera, de lo que quiera y si ella quiere. Mientras yo escribía y dibujaba en servilletas.
Pasaron así Nueve minutos y medio. Todo el mundo sabe que de noche en una mesa de bar, entre una mujer y un hombre, nueve minutos y medio es casi un siglo. Pero yo sabía que era el tiempo exacto y mínimo y máximo que requiere una herida para respirar antes de tolerar otra limpieza, otro cambio de gasa.

La oí a Sofía respirar, realmente inhalar aire antes de exhalar la frase que soltó: -Es interesante, es profundo, es bello lo que hacés.
(y yo pensaba: bella sos vos recostada sobre la lluvia en la profundidad de la noche rompiendo la sinfonía de monocorde tristeza, destrozando la melodía de un piano que llueve con una tormenta interna que estalla en mi corazón como una imagen imborrable de transparente agua de luna)
Pero en vez de eso respondí:-Profunda es tu observación, bella tu mirada e interesante que una obra mía merezca su sinónimo. Y me reí tenuemente.
Ella-¿Me estás poniendo en tu poesía?
Yo-¿Sos un poema puesto en mi texto?
Ella-¿Me estás idealizando?
Yo-Tu ideal de belleza existe en lo que escribo?
(Y nos reímos los dos a la vez)
Entonces le dije: Sí, día a día vas a sentirte mejor, un poco mejor cada vez hasta finalmente estar de vuelta bien, o eso que todos llaman estar bien y que cada uno llama estar bien pero significa algo diferente para cada quien. Por cómo se ilumina la noche cuando sonreís me alegra que lo hagas, cada vez que se m caiga una moneda o las llaves en la oscuridad, si te tengo cerca te contaré un chiste.
(Ella volvió a sonreír)



CONTINUARÁ...

Es un problema serio cuando la gente no cree que la realidad supera la ficción y especialmente cuando tiene ante su rostro que la supera ,)
Lamento por los ignorantes que no quieran ver la realidad ,) Hola, disculpe, me permite entrar ahí, creo que me olvidé mi caballo ,) Seamos libbres que lo demás no importa nada ,)
Pero sin mi caballo no puedo cruzar la cordillera así que permiso ,)


La cultura es esa desmesura que nos la pone dura.
Eso decía Carl Jasper antes de estudiar filosofía cosa para lo cual estaba clarramente destinado.


Acá hay un claro ejémplo de aproximación poética popular. Veamos:

"560"> Siempre elegís temas musicales con letras muy sugestivas y colores de ropa como los de mis cuadros Valeria.

Supongo que sabés lo que dice la letra que bailás.

Yo no persigo a nadie pero cuando me persiguen ocurre lo de los autos ,)

Yo tengo la suerte de saber mucho de política y de escribir muy bien, y de documentar mi propia biografía, así que ese problema no lo tendré ;) Debo irme, dejé panes tostándose ,)

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