Jejejejeje
NUEVA ECONOMÍA DEL NARCISISMO1
COLETTE SOLER
No crean que mi título proviene del hecho de que me agarré el virus de „la novedad a
cualquier precio‟, que caracteriza a nuestra época. No es para nada el caso, no me gusta
nada esta epidemia. Lo que voy a trabajar sobre este tema proviene de dos fuentes. En
principio del sentimiento -que tengo desde hace mucho tiempo-, de que lo que se ha
retenido de la enseñanza de Lacan y que proviene esencialmente de antes de los años
1965 no permite pensar ni afrontar las evolucionesde la época en todos los niveles: el de
las costumbres, las estructuras sociales, los instrumentos tecno-científicos.Dicho de otro
modo, la sensación de que los instrumentos teóricos de la práctica de los analistas de
hoy en día no están a la altura de este comienzo de siglo. Pero tampoco están a la altura
de los tiempos de Lacan, ¿cómo ignorar que él mismo produjo cambios de perspectivas
considerables? Este cambio es mayor en lo que se refiere al narcisismo. Lo puso a
cuenta de lo imaginario en un principio, es notable, pero de un imaginario subordinado a
la cadena de lo simbólico. Pero a partir de 1973, a lo largo de sus clases, insiste en que
las tres consistencias -imaginario, simbólico y real-son equivalentes y no están
subordinadas una a otra, como lo había afirmado en un principio. Concluyo de eso que
no solamente hay que captar las razones de este cambio -que no es arbitrario- sino que
sobre todo hay que repensar,en todo caso poner al día, todo lo que Lacan ha
desarrollado sobre la base de esta primera tesis de un Simbólico lenguajero que ordena,
y por lo tanto subordina, todo lo que se presenta en lo imaginario, en cuyo primer plano
se ubican el narcisismo y la consistencia imaginaria del Moi (yo), en contraste con la
división propia del sujeto del significante. Observen los esquemas L y R, el texto sobre
Schreber,y el grafo del deseo, está claro, todos ellos despliegan, visualizan y
topologizan este postulado de lo que yo había llamado en otro tiempo, siguiendo estas
elaboraciones, “la imagen sierva” de un simbólico soberano.De hecho, después de
Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis, Lacan (1953/1966)
subordinó el imaginario del espejo al simbólico del lenguaje, así como el significado
está subordinado al significante. Así, Lacan señaló que la presencia del Otro, gran A,
condiciona incluso el hecho de que el niño se reconozca y se ame en su imagen. ¿Cómo
no preguntarse qué cambia en el plano clínico y analítico cuando, con el nudo
1Texto publicado originalmente en Stylus Revista de Psicanálise Rio de Janeiro no. 34 p.11-26 agosto
2017. IF-EPCL.
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borromeo, cambia de opinión, recusa esta subordinación y nos taladra con que las tres
consistencias son autónomas y equivalentes?
Veamos lo que está en juego. Antes de todo examen de la cuestión, podemos
preguntarnos cómo, si el imaginario no está subordinado, ¿cómo podemos seguir
pensando que el narcisismo del Moi (yo) sea reductible por lo simbólico y que un
análisis, construyendo al sujeto dividido del significante, reduce las pretensiones
narcisistas? La encrucijada analítica se las trae,también la concepción que nos hacemos
del hombre, que Lacan escribirá LOM, a partir de su hipótesis que define la estructura -
no la estructura del lenguaje, sino la estructura como “el efecto del lenguaje”sobre el
viviente.En principio, ¿qué es lo que cambia en la concepción de aquello que está en el
corazón de lo imaginario y desde donde Lacan partió, a saber, la función del espejo; y a
continuación en el campo de las significaciones que pertenecen al registro de lo
imaginario ordenado por lo simbólico, como el significado está subordinado al
significante? ¿Qué es un imaginario autónomo, y cuál es la diferencia entre
subordinación y eventual anudamiento en el nudo borromeo?
Lo que está en juego en el espejo
Lo que está en juego para Lacan y para el sujeto. Parto del principio, y de la evidencia:
el espejo está primero. Para marcar los hitos del recorrido de Lacan, subrayo
inmediatamente que esta fórmula la construyo sobre el modelo de otra, que dice en la
Conferencia sobre Joyce (LACAN, 1975a / 2001), el skbeau2
está primero.
El estadío del espejo no sólo está en los antecedentes de la enseñanza de Lacan, sino
que, además, para el niño también está primero, de acuerdo con la tesis de Lacan. Está
incluso antes que el sujeto. Volveré sobre esto.
Después de la tesis sobre Aimé y su psicosis, El estadío del espejo (LACAN,
1949/1966) es su texto mayor, nunca puesto en cuestión, aunque lo haya completado y
retocado -dejo de lado el texto sobre la familia (LACAN, 1938/2001) que le pidió Henri
Wallon-. Ahora bien, subrayo que en este texto del estadío del espejo faltan dos grandes
referencias que se podrían esperar allí: no son evocados ni Narciso, el del mito, ni sobre
todo Freud. ¿Qué indica eso? Creo yo que nos pone en la pista de la cuestión implícita
2
skbeau suena en francés como escabeau, escabel.
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que subyace al texto de Lacan. No hay lectura de un texto teórico, sea de filosofía o de
psicoanálisis, que no tenga que extraer la pregunta de la que el texto se ocupa. La
Introducción del Narcisismo de Freud (1914/1985), así como el mito de Narciso, se
ocupan de la cuestión de la ubicación de la libido erótica, lo que llamamos investidura
de objeto o relación de objeto, noción que por otra parte era famosa en el psicoanálisis
al momento de la llegada de Lacan. La cuestión sub-yacente al estadío del espejo está
un poco desfasada con respecto a esta problemática, y es más amplia. Es cierto que en
este estadío la imagen se convierte en el primer objeto, se puede ver allí entonces un
estadío de la libido; pero este amor de la imagen está determinado por otra cosa, a saber
su función identitaria: la imagen es constituyente de un primer estrato de la identidad. A
partir de ahí, podemos decir cuál es la cuestión fundamental, implícita, a la que
responde el estadío del espejo: es la de saber cómo el niño de hombre, que es un
pequeño organismo, un pequeño animal, se convierte en un ser humano socializado y
socializable. No es la misma pregunta que la de Freud, que presupone que la humanidad
del niño está dada. Pero era también la pregunta de los psicólogos de la época,
especialmente de Wallon, que le había pedido a Lacan su artículo sobre la familia: en el
fondo todos estaban preocupados por el advenimiento del ser humano socializado o
socializable propiamente dicho. De ahí el ferviente interés por los niños salvajes. Lacan
está en este eje, que es el de su tiempo.
En esto la identificación es reconocida como el primer instrumento de la socialización.
¿Qué es lo que funda la importancia, la necesidad, de esta primera identificación en el
pequeño hombre? Lacan tuvo que hacerse esta pregunta, puesto que la imagen tiene ahí
una función diferente que en el animal, no tiene que ver aparentemente ni con la
supervivencia ni con la reproducción. Lacan responde, en su tesis posterior, la más
conocida y la más general: la identificación se necesita por el efecto de la falta en ser
del sujeto, que produce el lenguaje. Pero para el pequeño, que todavía no usa lalangue –
el lenguaje es eso, el uso de lalangue -, no puede ser ese el caso. Y Lacan al buscar otra
causa y al referirse a una causa real, a saber, los efectos de la prematuración del
nacimiento en el animal humano, con la fragmentación de las funciones vitales que se
produce durante los primeros años, y que Lacan supone que eso produce una vivencia
de "insuficiencia" que la identificación al Uno de la imagen-"ortopédica de su totalidad"
(LACAN, 1949/1966, pág. 100)- resolvería, anticipando la solución que sólo vendrá de
hecho por la maduración del sistema nervioso. A decir verdad, nada indica que haya
este malestar en el pequeño, es más bien todo lo contrario.Freud (1914/1985) es más
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convincente cuando bien al comienzo de Introducción del Narcisismo, postula que lo
que precede a la unidad del yo, no es un doloroso sentimiento de insuficiencia que
refleja la inmadurez de las funciones adaptativas,sino un auto-erotismo que se puede
llamar felíz, satisfecho, el placer experimentado en el cuerpo propio en paralelo a las
funciones vitales, múltiples por cierto, pero cuya fragmentación no es sinónimo de
malestar vital, siempre y cuando la demanda del Otro no interfiera. El psicoanálisis sin
duda encuentra las fantasías y ansiedades del cuerpo fragmentado, pero en analizantes
adultos o niños cuya unidad del yo ya está establecida. De hecho no se puede ver cómo
podría haber una conciencia de fragmentación sin una conciencia de unidad, puesto que
son relativas la una a la otra.
Lacan, además, no dejó de ridiculizar su construcción y de reírse de haber recurrido a la
prematuración, en el momento en que había puesto en evidencia el verdadero principio
del cuerpo fragmentado, que no es la prematuración, sino el significante.
La identidad por identificación es evidentemente una identidad alienada, hecha de un
primer semblante. Lacan habrá insistido suficientemente en este rasgo de la alienación a
la imagen y de la aspiración correspondiente de liberarse de esta alienación, con la
esperanza de que esto sea posible. Esta esperanza ha castigado al psicoanálisis lacaniano
desde el principio, alentada por Lacan al construir su oposición entre el inflado
narcisista del Moi y el sujeto dividido del significante.
Obsérvese que con esta identificación escópica, el proyector de Lacan se dirige,
curiosamente, a lo que es más ajeno al inconsciente, es decir, el registro de lo que se ve.
Era necesario que Lacan tuviera otra pregunta apremiante para que sea así. Precisa que
esta imagen es "el umbral de lo visible", que abre entonces el registro escópico, el
núcleo de todo parecer. Allí, se trata de ver, y Lacan no lo toma de Freud sino de la
etología, que estableció algo que no es para nada un mito, sino una función vital, bien
real, la de la imagen visualmente percibida en el animal. ¿Qué es esta función en el
animal? En primer lugar, es una función de transmisión de nada menos que el saber
instintivo entre las generaciones animales. Este saber instintivo opera en dos planos. En
primer lugar es necesario para la supervivencia - el pollito sólo picotea si ha visto a la
gallina picotear - luego interviene en lo que asegura la reproducción de la especie, que
no funciona sin los rituales del cortejo visual, y el pez espinoso no se reproduce sin una
imagen de la especie, aun cuando la suya en el espejo produce lo mismo que la de un
congénere. Para el niño, a diferencia del animal, la imagen no sirve ni para la
supervivencia, que por el hecho de la prematuración está asegurada por el Otro, ni para
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el sexo, que llega más tarde. Su función es de identificación, ofrece el núcleo del amor
de sí, la libido y la identidad fusionándose en esta imagen del cuerpo propio. Y esto
ocurre mucho antes que toda problemática sexuada. Precede diacrónicamente no a
lalangue, que es un baño de origen, sino a la adquisición del lenguaje. Se trata del niño
que todavía no habla, Lacan lo destaca.
¡Es llamativo que nada de todo esto evoque el inconsciente! Es en las continuaciones
del estadío del espejo, en un segundo tiempo, que Lacan en La causalidad psíquica,
(1949/1966) repiensa el inconsciente freudiano. Lo hace a partir de esta función de la
imagen, umbral del mundo visible, previamente demostrada experimentalmente por la
observación, no por la palabra - y la observación es otro punto de anclaje en el
pensamiento científico distinto a aquel de Freud, es el anclaje experimental - y Lacan
avanza entonces un inconsciente-imago, hecho de imagos originarias. Aquellas que
desde las de las primeras relaciones experimentadas en el contexto de los primeros años,
por lo tanto un inconsciente hecho de las primeras marcas sociales, además un set de
imágenes fijas que, por su fijeza, están por otra parte cercanas al significante.
Esta puesta en suspenso de la cuestión del inconsciente es concebible, puesto que en
esta fase del espejo, el sujeto aún no ha hecho "entrada en lo Real" (LACAN,
1960b/1996, p.655). Se trata de una fase previa al sujeto.La expresión "previa al sujeto"
puede sorprender, ya que estamos acostumbrados a decir con Lacan que, antes incluso
de nacer, el cachorro de hombre es sujeto por el Otro. Sí, él se "hace sujeto en el decir
de los padres" (LACAN, 1972/2001, p.460), y es un daño a priori, dice Lacan en
L'étourdit. A priori por supuesto, porque los efectos dañinos de ese decir son
programados desde antes de que el pequeño llegue a la existencia, e independientemente
de cuáles serán sus características propias, especialmente en lo que respecta al sexo,
dependiendo de si será un niño o una niña. ¡Que nazca hermafrodita para ver!, exclama
Lacan. Sin embargo, hay que hacer la diferencia entre ser sujeto en el decir del Otro y
ser sujetos "en lo real".Cito: "Es necesario que a la necesidad (...) se sume la demanda
para que el sujeto (...) haga su entrada en lo real,no obstante la necesidad deviene
pulsión” (LACAN, 1960b / 1996, 655).
Entra en lo real, es decir, sólo sale del Otro con la demanda articulada como primera
forma de un dinamismo libidinal inducido no por la imagen especular del transitivismo,
sino por el lenguaje generador del sujeto y de las pulsiones a la vez. El transitivismo es
más una confusión de las imágenes que un orden entre las imágenes, y es el lenguaje,
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por supuesto, el que infundirá retroactivamente en la imagen el status de un diferencial
propio del significante.
jejejejjeejjejejejeje
Pero qué bien no? jejeje
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