sábado, 5 de octubre de 2019

Nada mejor que inflación, deuda draconiana de usura a tracción a sangre y subocupación, precarización, un paraíso para los obreros, siempre y cuando migren a kioto ,)

La matriz mafiosa que recorre la historia argentina precede la existencia misma de la República. La intermediación y el contrabando existían en tiempos de la Colonia. El aprovechamiento delictivo de contratos, concesiones y compras del Estado tiene larga data, así como los manejos políticos en busca de rentas y de beneficios. Pero siempre existió, al lado de esa matriz, contra su naturaleza delictiva, una corriente de pensamiento y de acción que abreva en otras fuentes. La realidad era muchas veces injusta, pero la explotación de personas y recursos era culposa hasta para sus ejecutantes. Así tuvimos momentos de grandeza, cuando vastos sectores nacionales asumieron con inteligencia y compromiso, también con coherencia, las necesidades y los derechos populares. La matriz mafiosa quedaba relegada. Sólo resurgía al amparo del fraude y del golpe, con la represión como política social, con la corrupción como acción política, con la traición hacia el interés nacional como horizonte. En notable sincronía, contrabandistas, latifundistas, contratistas y banqueros comparten el mismo desprecio hacia los criollos, los inmigrantes, los obreros y los desocupados; utilizan la idea de Patria en provecho propio: fraude “patriótico”, ajuste “patriótico”, bono “patriótico”. Su mentalidad es la misma, y bajo la tenue capa de democratismo formal afloran, como en un estudio geológico, las capas más añejas y más permanentes de la mentalidad tradicional, adecuada a la moda del día. Eso sí que es flexibilización laboral, qué joder ,)

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