Delfina -¿De donde venís?
Ricardo -De lo de Melina.
Delfina -¿A qué fuiste?
Ricardo -A hacerme una mamopornografía.
Delfina -Pero ¿qué estás diciendo? Para empezar vos no tenes tetas, sos varón, heterosexual y se llama mamografía no se llama mamopornografía.
Ricardo -Bueno pero ahora estoy intentando ayudar al movimiento feminista y si quiero puedo hablar para el orte, puedo hablar todo con e o incluso decir toda clase de bolueces porque si es en nombre del feminismo uno queda impune. Así que puedo llamar impunemente mamopornografía a pedirle a una linda mujer que milite en el trskismo y que me la siga mamando.
Delfina -Jejejejeje
“ En síntesis, una
sociedad enteramente atravesada por relaciones bélicas fue poco a poco
sustituída por un estado dotado de instituciones militares”. M. Focault.
Las reflexiones a las cuales arribamos en
este artículo son síntomas sociales que hemos documentado, y emergen de nuestra
investigación intelectual, del debate analítico y del ejercicio de
peregrinación empírico de constatación.
Delfina –¿Qué es un
modelo de corrupción?
Ricardo –Es una estructura social que se
articula por prácticas determinadas, puntualizables, donde dichas conductas son
emprendidas de modo organizado por los y las que adscriben a esa forma de
ejercer y de acumular poder. Al mismo tiempo corrupción es todo lo que impone a
otros lo que no es legítimo que padezcan, que toleren o que acepten. Es un
sinnúmero de cosas, de actividades y de formas de pensar y de hacer que por
atravesar y vulnerar el curso de equidad de las relaciones sociales está
definido como hecho irregular, desigual, injusto. Sin embargo, en cierto
sentido, toda industria cultural es una maquinaria moral y por consiguiente es
inmoral para otra maquinaria cultural-ideológica que le sea antagónica. Entonces,
en términos de dominación y alienación de los individuos,
comporta dicho modo de organización social.
Delfina –Como toda
costumbre es étnica ¿toda diferencia en las costumbres e identidades presenta
en el marco de la identidad un antagonista moral a otro me estas diciendo?
Ricardo –En parte sí.
Sólo en parte te digo eso, también te estoy diciendo otras cosas.
Delfina –¿Qué otras?
Ricardo –La educación
es un sistema político, ideológico, económico y a veces religioso-científico.
Siempre impulsa por ende a un sistema jurídico. Para saber si vos le creés a un
colectivo político tenes que medirlos en términos de organización y de acción,
es decir, la capacidad de valuar sus logos, su ethos y su pathos en el campo
empírico de la verbalización de las ideas, cuando sus palabras se traducen en
tales o cuales acciones uno puede analizar sus contradicciones, falsas promesas
y mentiras y sus disociaciones demagógicas. Debido a todo ese conjunto de cosas
es que el llamado hoy día “movimiento feminista” es en el análisis total un
instrumento ideológico, jurídico, político y económico de las derechas. Por
citarte un ejemplo de sus muchas demagogias podríamos hablar de que ha generado
socialmente al elegir a sus amigos y a sus enemigos y sus prácticas de censura
y de divulgación.
Delfina –Pero se puede
corregir, mejorar, rectificar, sincerar.
Ricardo –Desde luego
que sí, pero nunca mintiendo, robando, engañando, si no asume cual es el
problema que genera posicionalmente, y no reconoce desde la incoherencia que
obra porque no quiere blanquear que ambiciones controlan su conducta, entonces
jamás será algo mejor o una mejor versión. Veamos algunas cosas, hay muchos
modos de ser injustos al administrar, alguno de esos ejemplos es cuando
recaudas menos de lo que gastas y la decisión que posteriormente adoptes al
respecto te define posicionalmente dado que; si decidís achicar el gasto de un
lado y no de otro o recaudar de un lado y no de otro terminas definiéndote. Con
lo visto hasta ahora ¿qué debemos entender como ciudadanos, que las feministas
darán los mejores sueldos a africanos y a extranjeros y someterán a desempleo a
todo hombre blanco heterosexual y al plagio y al hurto que repartirán entre
travestis, lesbianas y gays?
Delfina –Jejejejeje
tenés razón, te entiendo. Sos por lejos el pensador más interesante de esta
etapa histórica.
Lo anterior no es sin embargo gratuito.
Adorno, al comienzo de su célebre ensayo
Resumen sobre la industria cultural (1968), muestra que con este concepto no se
pretende propiamente agradar a las masas, ni
por supuesto a quienes las administran,
o dar gusto a la marcha de los tiempos, sino,
por el contrario, erigir tanto en el plano
del concepto como en el de la praxis, una
conciencia crítica, mayor
de edad en sentido
kantiano, que esté atenta a los riesgos que,
en términos de dominación y alienación
de los individuos, comporta dicho modo de
organización social. Es por lo mismo que,
a su decir, con este concepto él y Horkheimer
han preferido sustituir al de Cultura
de
masas, precisamente para: “Evitar la interpretación que agrada a los
abogados de la
causa: que se trata de una cultura que
asciende espontáneamente desde las masas, de
la figura del arte popular” (1968: 295). Esto
implica que dicho concepto no pretende
ser la denominación de una cultura que va
consolidándose de abajo hacia arriba y
ante la que, por lo tanto, podría celebrarse
una suerte de emancipación de las masas
oprimidas. Se trata más bien de un
instrumento crítico, cuya función es poner de
manifiesto los efectos que sobre las masas,
los individuos y su experiencia vital, el arte
y la sociedad, ejerce el devenir mercancía de
la cultura.
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