miércoles, 16 de octubre de 2019

A quien corresponda jajaja




Melina –Desde que te conozco, siempre, me resultaba una materia a comprender en tu forma de ser que me atrajo a intentar entender mejor tu relación con las personas y con las cosas. Debo confesar que, me ha llamado siempre la atención como has repudiado el “cinismo patológico” ¿Así le llamas vos a una conducta verdad? Y a la vez que siempre elogiaste al cinismo crítico-humorístico. Y también, siempre tengo presente que, las personas “patológicamente autómatas” -otra de las expresiones ejercidas por tu creatividad- te parecen despreciables. Vos escribiste un texto muy antiguamente llamado: “Patologías Culturales”. Sé que con esto anticipo una revelación sobre cuanta gente vive de plagiarte dado que el programa patologías culturales en fm la tribu es posterior a tu ensayo, pero, nos podrías explicar de qué va todo eso y qué relación tiene con tu forma de responder al latiguillo ese con el cual cierta gente saluda como autómata: “¿Todo bien?”
Ricardo –Nunca, nunca está todo bien, ¿A vos en tu vida en todo te va bien? Nunca está todo bien, pero con que lo suficiente ande bien uno sigue andando.
Melina –Hace años que saludas de ese modo, hay filmaciones de cantidad de años atrás donde saludas así.
Ricardo –Sí, la relación mía con las preguntas realizadas de modo autómata, los saludos que responden a conductas instaladas que se vuelven patológicas, autómatas y desprendidas del significado de la pregunta tienen un cinismo que a mí me parece que hay que romper respondiendo algo que obligue a pensar que si ya saludas boludamente es porque no te interesa como está el otro al cual le preguntas autómatamente y retóricamente algo que convertís en saludo repetitivo. La cultura tiene varios planos y al mismo tiempo las industrias culturales que emanan en las concepciones de Adorno y de Horkeimer son superficiales ejemplos muy profundos al lado de lo logrado hoy día culturalmente por la mecanización y la tercerización clonada de las industrias culturales. Jejejeje
Melina –Esa ironía es muy compleja Ricardo, no dejes la respuesta ahí, ¿nos podés hablar del ensayo en cuestión de un modo más cercano?
Ricardo –Sucede que los filósofos, los sociólogos, los semióticos dicen cosas que están profundamente escondidas en la cultura de profundidad pero trivializan la profunda conexión de la superficialidad como respuesta inconscienta autómata a la sublimación de las industrias culturales, es decir, todavía hoy las más radicales feministas son muy parecidas a los más fanáticos inquisidores que quemaban brujas, ellas queman varones, el rechazo por ambas partes es el mismo, lo salvaje o natural de una sexualidad bestialmente humana. Podemos incurrir en omitir el significado de la disputa cultural pero caer en ese error sería omitir la disputa de hegemonías que cometen las partes.
Melina -Hay una famosa carta tuya publicada en arpegios hace años, la carta de índole irónica y a la vez cierta y sentimental, fibrosa, la podrías republicar.
Ricardo -¿Recordás en qué número estaba?

Melina -Sí, en el que escribiste sobre cuando le recomendaste a Heller a thomas Piketty, el economista.

Continuará...

A quien corresponda la correspondencia
autor:
Ricardo Garavito DNI 23.968798

Dejar algo para usted es, algo en lo que he pensado mucho tiempo. Porque la he imaginado, como un ser a punto de existir al cual yo, me tomé el atrevimiento de llamar Mujer Libre. Al ponerle un nombre a usted, se me ocurrió, que alguna vez, sin vulnerar su libertad e independencia, podía -tal vez- llamarla a compartir algo. Quizás un atardecer, un café, un vino y un cigarrillo negro; o tal vez, una zona del corazón suyo que tenga algo de lugar para mí. Quizás no exactamente como tiene el mío para usted, tal vez de otro modo. Un modo que a su corazón le salga de antojo propio, ya que cada corazón le da un lugar diferente o parecido al otro porque los ojos de cada corazón son libres de mirar a su modo lo deseado, lo apreciado, lo valorado y lo amado. Todas esas cosas que desearía me deje sentir hacia usted y que no se atreven a pronunciarse sin que usted se quede de vez en cuando a dormir y despertar entre mis brazos y abrazos. De todos modos espero que no pretenda de mí jamás una carta de amor, para comenzar porque yo no escribo tarjetas navideñas, sepa que padezco de algo llamado para muchos ateísmo y que yo llamo espiritualidad científica no comercial. Por eso es que yo creo que el verdadero amor ni puede escribirse ni puede decirse en palabras. Tampoco se puede ejercer el amor desde la sobriedad respetuosa de una carta que lo convoque, porque besar, morder, acariciar, apretar la carne de el alma humana contra la carne y el alma propia requiere de cierta capacidad de irreverencia y de faltas de respeto que para ser reverente y respetuoso con la pasión y con el amor deben practicar contradicciones que como usted sabe, solamente una mujer comprende y yo soy varón. Pero usted que es mujer podría tal vez tolerar mi inexperiencia y dejarme intentar aprender a amarla.




QUE RARO TODO ¿NO? ;) CUANTAS SIMBIOSIS EXTRAÑAS ¿VERDAD? nADA MENOS QUE rOBESPIERRE CITA JEJEJJE

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