El vestido de la novia
está ensangrentado y ella, ríe y llora con un hacha en la mano
Autor Ricardo Garavito
DNI 23.968798
Lo mejor es ser sincero.
Provervio
La página, en su virginal palidez de piel de
luna, pulcra me advierte implícitamente: “si no es mejor que el silencio, este
que me viste de novia en punta en blanco, si lo que vas a escribir aquí en mi
vestido no amerita la tinta negra que deseas bordar sobre mí, entonces, amigo,
no lo hagas”. Ese respeto inmaculado y esta silenciosa virginidad no son
mejores que lo que tengo para decir. Una vez que lo sé emprendo mi viaje. El
primer paso es soltar el peso de argumentos y de hechos que permanecen todavía
desconocidos o maliciosamente mal contados, perniciosamente desfigurados y
vilmente transmitidos de modo inconcluso.
Salió de la iglesia bañada en sangre. Se
subió a un Chevrolet rojo y negro y aceleró hundiéndose en la carretera, en la
noche y en la espantosa velocidad que su taco aguja le imponía al pedal
acelerador. ¿Hacia dónde va la novia fugitiva? Y sin embargo es la historia de
un amor cruel, de un antihéroe heroico que es conocido pero que es difamado por
sus copycat, es la historia de ella y de él, de cómo se conocieron, de cómo
enfrentaron al mundo, de lo que significan, de lo que nadie dijo sobre ellos y
que es lo más importante. ¿Va la novia en risa y llanto, en sangre bañada hacia
él a toda velocidad?¿Ella está huyendo o está buscándolo o ambas cosas a la
vez? ¿Quién es ese hombre en el cual ella no puede dejar de pensar sin arder en
llamas que incendiaron a la iglesia, “la
sagrada familia”, a la fortuna, a la fama, al buen nombre y al mundo?
El amor es eso que da
la vida y que la quita.
Capítulo uno
Unos meses atrás hubo
una emboscada donde se me dio por muerto. La idea era casar a la novia con
cualquiera que no sea yo pero que pueda ser una burda imitación aceptada en las
esferas. Si yo estuviese muerto o si ella no se enteraba de que estoy vivo,
ella hoy estaría casada con un psicópata. Pero lo curioso del caso es que
solamente los lobos pueden morder a los lobos. La frase en cuestión implica que
cuando hay guerra entre cazadores gana el más valiente, el que muerde más
letalmente. Pero también implica el viejo paradigma de que solamente un
monstruo puede cazar a un monstruo. El error de los complotados fue que
creyeron que ella y yo somos ovejas, y no, no lo somos, no lo seremos, nunca lo
fuimos.
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