Срать на Бога, завтра скажут, что Ленин открыл Америку jejejejejeje
Srat' na Boga, zavtra skazhut, chto Lenin otkryl Ameriku jejejeje
Mañana dirán que Lenin descubrió América ,) jejeje
Yo diría, agregaría que, Rusia es como un heterosexual blanco acorralado por el feminismo internacional jejejeje
Chanchita, rubia, rusa y grosera, vení y hagamos chanchadas ,)
ROBERTO BENENCIA*
MIGRANTES BOLIVIANOS EN LA PERIFERIA
DE CIUDADES ARGENTINAS: PROCESOS
Y MECANISMOS TENDIENTES A LA
CONFORMACIÓN DE TERRITORIOS
PRODUCTIVOS Y MERCADOS DE
TRABAJO1
INTRODUCCIÓN
A mediados de los años ochenta
comenzaron a verse con mayor asiduidad en Buenos Aires y en los grandes centros
urbanos de la Argentina
rostros oscuros y vestimentas no habituales, figuras menudas de hablar parco.
Mujeres con amplias faldas sentadas ante cajoncitos de madera, ofreciendo unas
pocas verduras a la puerta de supermercados. Con el correr de los meses y los
años, estas estampas fueron insertándose en la cotidianeidad ciudadana,
incorporando a ella cierto pintoresquismo latinoamericano.
* MSc en Ciencias Sociales;
Investigador Principal del CONICET y Profesor Titular Consulto de la Facultad de Agronomía de la UBA ; director del Centro de
Estudios y Servicios Rurales (CEDERU/FAUBA); Buenos Aires, Argentina. Correo
electrónico:
rbenencia@fibertel.com.ar.
1 Una primera versión de este trabajo fue
presentada en la segunda reunión realizada
por el Grupo de Trabajo de CLACSO “Migración,
Cultura y Políticas”: Migraciones
en América Latina y el Caribe: Una perspectiva
crítica desde el Sur, en Quito,
Ecuador,
los días 27 y 28 de octubre de 2007, en el panel:
Ciudadanía y organizaciones de
migrantes
transnacionales.
A su vez, el Censo Nacional de
Población y Viviendas (CNPV) de 1991 confirmaba –con los primeros indicadores
del cambio que estaba acaeciendo en la población urbana– aquellos indicios que
impactaban la mirada del ciudadano. En las ciudades, y en particular en Buenos
Aires, había cada vez más bolivianos. Bolivianos y bolivianas que estaban
llegando para “conquistar” la ciudad, y empezaban a “pelear” sus propios
espacios, de vida y de trabajo, aun a riesgo de que esa mayor visibilidad que
implicaba el movimiento pudiera comprometer su seguridad futura.
La novedad de este movimiento
–que significa que los inmigrantes vayan abandonando las áreas rurales, donde reemplazaban
a los trabajadores locales que habían emigrado hacia las ciudades, y se dirijan
como éstos hacia los centros urbanos– termina de confirmarse con los datos del
CNPV 2001, que muestra, por ejemplo, que más del 50% de los inmigrantes
bolivianos ya habían accedido al ámbito del Área Metropolitana Bonaerense, el
área urbana más importante del país, agregándose a los uruguayos y a los
paraguayos, que lo habían hecho con anterioridad, tal como se muestra en el
siguiente cuadro2.
Impacto poblacional y localización de los
inmigrantes
limítrofes. Argentina. 2001
Número de
inmigrantes
limítrofes
% de
limítrof.
sobre
poblac.
total y
Distribución de los
inmigrantes limítrofes por regiones
regional Total
Bolivianos Brasileños Chilenos Paraguayos Uruguayos
Total país 923.215
2,6 923.21
5
233.464 34.712
212.429 325.046 117.564
100,0 100,0 100,0
100,0 100,0 100,0
1. Área
Metropolitana
496.383 4,3 53,8
51,6 32,7 16,8 73,3 77,0
2. Resto de
Bs. As.
83.443 1,6 9,0 8,1
6,7 11,9 7,1 11,8
3. Centro 33.235 0,4
3,6 4,1 7,5 3,0 2,0 7,0
4. Cuyo 46.018 1,8
5,0 8,6 2,3 11,2 0,2 0,7
5. NEA 72.750 2,2
7,9 0,4 47,6 0,3 16,4 1,1
6. NOA 61.611 1,4
6,7 23,8 1,4 1,3 0,5 0,8
7. Patagonia
129.775 7,5 14,0 3,4 1,8 55,5 0,5 1,6
Fuente: INDEC, Censo
Nacional de Población y Viviendas 2001.
2 El cuadro correspondiente no incluye a la inmigración
peruana, fenómeno social importante en la década del noventa, que se dirigió
básicamente hacia la Ciudad
de
Buenos Aires.
La década del noventa había sido
crucial en la instalación del nuevo fenómeno social, que no sólo se concentró
en las áreas urbanas, sino que abarcó también los espacios periurbanos. En la
actualidad, estos “nuevos migrantes ciudadanos” han empezado a formar parte de
la sociedad argentina.
EL PERFIL DE LOS “NUEVOS”
INMIGRANTES
Un análisis de los datos
recopilados por la
Encuesta Complementaria de Migración Internacional (ECMI:
INDEC, 2006) nos permite apreciar con un poco más de nitidez el perfil de las
comunidades de inmigrantes limítrofes concentradas en el Área Metropolitana de
Buenos Aires (Ciudad de Buenos Aires y partidos de la provincia de Buenos
Aires), y nos brinda un ejemplo de las características de esta población, para
la elaboración del cual hemos tenido en cuenta unas pocas variables: sexo; edad
del ingreso en la Argentina ;
cómo y por qué tipo de red o no efectuaron el ingreso; condición de actividad
que registran; categoría ocupacional de quienes conforman la Población Económicamente
Activa (PEA), y rama donde están insertos. El análisis nos permite afirmar, por
ejemplo, que en todas las comunidades de migrantes ingresaron más mujeres que
varones; salvo entre los bolivianos, donde la relación es equilibrada. Con
respecto a la edad de ingreso en el país, en casi todas las situaciones éste
ocurrió en la franja etaria de los 15-24 años; salvo entre los inmigrantes
chilenos, donde el peso se observa en el estrato de 0-14 años. Si nos
preguntamos cómo vinieron, podemos decir que tanto entre bolivianos como entre
paraguayos la red de conocidos de su ciudad o pueblo fue determinante (en el
70% de los casos o más). Entre chilenos y uruguayos, el 50% lo hizo a través de
ese mismo tipo de red; en tanto que entre el 42 y 45%, lo hicieron sin recurrir
a miembros de red alguna; entre los brasileños es preponderante el ingreso sin
apoyo de este sistema de familiares y conocidos (75%). En cuanto a la condición
de actividad, en todos los casos prevalece la ocupación por sobre la
desocupación en la PEA ;
aunque más fuertemente entre los uruguayos, por su antigüedad en la migración,
con respecto a los miembros del resto de las comunidades. Por su parte, los
brasileños son quienes tienen una mayor proporción de integrantes como
población económicamente no activa.
Con referencia a la rama de
actividad, entre brasileños, uruguayos y chilenos predomina la inserción en
actividades terciarias sin servicio doméstico; en tanto que en la rama
construcción hay un predominio de paraguayos y bolivianos; estos últimos
también predominan en las actividades secundarias; mientras que en el servicio
doméstico es preponderante la inserción de paraguayos. Como podemos apreciar,
entonces, los inmigrantes bolivianos en la ciudad, es decir, de quienes nos
vamos a ocupar de ahora en adelante, están trabajando, en forma predominante,
los hombres en la construcción, y tanto hombres como mujeres en actividades
secundarias, como la textil; en tanto que en la periferia de la ciudad puede
observarse el desempeño de familias de esta nacionalidad en la producción
hortícola. En relación con esta última forma de inserción laboral de los
inmigrantes bolivianos –un fenómeno poco conocido y que es necesario analizar
con detenimiento, es notable observar cómo una buena parte de ellos han sido casi
los únicos que, en un país que a finales de los años noventa se derrumbaba social
y económicamente, lograron participar en un proceso de movilidad ascendente sólo
con las armas del trabajo, la inteligencia y la producción. Trataremos,
entonces, de describir qué sucedió con las familias bolivianas en la
horticultura de los cinturones verdes urbanos, uno de los fenómenos sociales
que he estudiado en los últimos años, a riesgo de dejar de lado importantes transformaciones
sociales y económicas que ocurrieron con su aporte en actividades de la
construcción y de la industria textil en el mismo espacio metropolitano.
ARGENTINA
La producción hortícola en
fresco en la Argentina
experimentó un proceso de reestructuración similar al que sufrió el agro en las
últimas décadas; cambios que estuvieron marcados por las tendencias generales
en la producción, distribución y consumo de alimentos. Entre los componentes
principales de estas modificaciones podemos encontrar algunos de los siguientes
elementos: expansión de la producción, incorporación de tecnología,
diferenciación de productos, incremento de la calidad, nuevas formas de
distribución, “novedosas” formas de organización del trabajo, emergencia de
nuevos territorios productivos (en el sentido propuesto por Mardsen, 1977),
nuevos hábitos de consumo.
Las familias bolivianas, que por
las características de su proceso migratorio
han sido consideradas migrantes
transnacionales3, acompañaron este proceso de reestructuración de la
horticultura desde mediados de los años setenta hasta la actualidad, y podría
decirse que constituyeron una pieza clave de la estrategia productiva necesaria
para sostener el proceso de acumulación capitalista que se dio en este tipo de
cultivos, de acuerdo con los parámetros de productividad y calidad exigidos por
la nueva economía también en áreas rurales (Sayer y Walker, 1992).
Por lo que puede afirmarse que a
la culminación del proceso de reestructuración hortícola, a inicios de la
década del 2000, la mayor proporción del total de productores y trabajadores en
la mayoría de los mercados de trabajo de las áreas hortícolas del país estaba
constituida por integrantes de familias de origen boliviano. Una parte
importante de estos inmigrantes que ingresaron en el país como trabajadores se
han implicado en el proceso de movilidad social ascendente que hemos detectado
y al que le hemos dado el nombre de escalera boliviana4, y se han
transformado con el tiempo en arrendatarios, e inclusive un buen número de
ellos ha accedido a la categoría de propietario. 3 La migración transnacional
se define como el proceso por el cual los transmigrantes, a través de su
actividad cotidiana, forjan y sostienen relaciones sociales, económicas y
políticas multilineales que
vinculan sus sociedades de origen con las de asentamiento, a través de las
cuales crean campos transnacionales que atraviesan fronteras nacionales (Basch et
al., 1992). Esta definición se complementa con las contribuciones de Portes
(2001), quien al discutir críticamente el concepto amplio trata de precisarlo, considerando
la existencia de actividades internacionales, multinacionales y transnacionales;
a partir de esta diferenciación, propone que no todos los migrantes pueden ser
considerados transnacionales, sino sólo aquellos que lleven a cabo actividades
de tipo transnacional, que serían las iniciadas y sostenidas por actores
no institucionales, ya se trate de grupos organizados o redes de individuos a
través de fronteras nacionales.
Muchas de estas actividades
transnacionales son informales; es decir, tienen lugar al margen de la
regulación y el control del Estado, e inclusive cuando son supervisadas por
agencias estatales, el aspecto clave de dichas actividades es que representan
iniciativas orientadas hacia un objetivo, y requieren de una coordinación de un
lado y del otro de las fronteras nacionales por parte de miembros de la sociedad
civil. Estas actividades, para ser consideradas transnacionales, deben ser
emprendidas por cuenta propia y no por cuenta del Estado o de otros cuerpos
corporativos. 4 Véase Roberto Benencia (1997), “De peones a patrones quinteros.
Movilidad social de familias bolivianas en la periferia bonaerense”, en Estudios
Migratorios Latinoamericanos, Año 12, Nº 35, CEMLA, Buenos Aires. Se
denominó de esta manera al proceso de movilidad social ascendente que se captó
entre horticultores bolivianos en el área hortícola bonaerense. Los escalones
de la “escalera boliviana” –que se presentaron por primera vez en dicho
trabajo– aludían a las siguientes etapas del proceso: un mismo trabajador que
se iniciaba en la actividad como peón podía convertirse en mediero, luego en arrendatario
y, finalmente, en propietario; en el artículo se hacen una serie de
especificaciones necesarias respecto de los elementos imprescindibles para
ascender los distintos peldaños, y una estimación del tiempo que lleva el
pasaje o desplazamiento entre cada uno de ellos.
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