La promesa del placer, la amenaza del dolor
Autor Ricardo Garavito
DNI 23.968798
La bestia completa, entera, la monstruosa
maquinaria, el mecanismo metálico y de papel impreso que es el Capitalismo se
sostiene en dos columnas, dos piernas que lo hacen caminar y que son: La
promesa del placer como premio a la conducta económica-cultural-moral y la
amenaza del dolor como castigo a la existencia que no pueda ejercer la conducta
económica-cultural-moral pretendida por los intereses creados. Entonces la conducta
económico-moral y cultural dominante la instalan generalmente los dueños y los
que se adueñaron de las cosas que lógicamente terminan erigiéndose en dueños de
los tiempos de las gentes en las que instalan costumbres por acostumramientos
de premio y castigo, así es como sucede que: “la principal arma del opresor es
la mente de las y los oprimidos”.
Millones de revistas, miles de canales de
televisión, cientos de periódicos, centenares de diales radiales, millones de
canales de Internet, colosales números de discos, de películas de obras
teatrales nos dicen todo el tiempo cómo debemos vivir el tiempo, qué debemos
hacer, qué debemos pensar, qué debemos sentir, ese conjunto total, totalizador
y totalizante se llama industria. Por otro lado, en cierto modo, lejos de los
lugares colonizados por el cemento, hay una naturaleza similar a nuestra
naturaleza ancestral que como el propio cuerpo humano y nuestras células nos
dicen muchas veces otras cosas diferentes a las que nos dice el monstruo. El
cuerpo humano solicita para vivir fuerte y saludable cuatro macronutrientes,
esa información que el capitalismo toma de la naturaleza y la convierte en una
alimentación pensada como comercio te forma conceptos erróneos sobre lo que es
un derecho legítimo de la humanidad históricamente. La evidencia más colosal de
que nos mienten es que nadie ha puesto un Mc Donald para Leones o una ranchería
para perros siberianos, debido a que no se le puede a ningún animal cobrar por
existir y por responder sus instintos
naturales dado que ser es ser lo que se es.
Esta palabra podría ser la última que escriba
implica que mi responsabilidad en su uso me expondrá a unos dilemas que pueden
decantar en la exigencia legítima de una precisión y excelencia por las
verdades relevantes y por la búsqueda de la verdad propia. Las verdades
universales legítimas serán aquellas que ante el rigor científico y lógico
emanen del empirismo técnico. Y las propias de la experiencia sincera y crítica
personal. Yo moriré tarde o temprano, por consiguiente el tiempo que tengo es
especulativo y fortuito, puede ser un día un año o muchos años, pero a la vez
puede ser una hora o un minuto. Me organizaré entonces así:
1 Que mis convicciones
me empujen al debate.
2 Que mis dudas me
impulsen a la investigación.
3 Que mis experiencias
maticen mis métodos.
Hoy descubrí que soy el hombre más valiente
que conozco. Me atrevo a pensar revolucionariamente y a vivir en consecuencia.
Me da temor mi audacia y descuento que no seré comprendido por las generaciones
contemporáneas a mí. Cada quien comprenderá aquello que tenga el coraje de
entender. No es una sofisticación con la cual incurro en un narcisismo ni
tampoco un refugio egomaníaco, es una realidad involuntaria. No la elegí, no lo
decidí así, pero es lo que es. Soy un hombre peligroso que tiene la capacidad
de enfrentar peligros. Soy peligroso para los intereses creados y
constantemente enfrento peligros de los cuales puedo llegar a salvar a futuras
generaciones. Me tienen miedo porque no les tengo miedo.
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